Propósito y confianza son dos palabras fundamentales que deben estar presentes en los equipos de trabajo, y a veces no son tan fáciles de alcanzar. Para qué hacemos lo que hacemos y qué sentido le dan al trabajo.
Para que el líder pueda construir un propósito para su equipo es fundamental también entender que deberá ser compartido. Y para cada una de esas personas el propósito tendrá un significado diferente en su relación con el trabajo. Para construirlo es vital la confianza, que es la base sobre la cual desarrollamos cualquier actividad y es lo que marca la relación con los demás.
Cuando hay confianza en nosotros y en nuestros compañeros el trabajo va a ser más fácil lograr los objetivos. Cuando no existe, todo se complica.
En este contexto mundial VICA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo) lo que siempre mantiene enfocado, con la mira puesta hacia donde se quiere ir, es el propósito. Podrá cambiar la forma en la que hacemos las tareas, los objetivos que podemos ponernos, o la visión. Porque el mundo cambia, pero el propósito es nuestra razón de ser como equipo y no debería modificarse por un contexto vulnerable.
Y en este punto hay que detenerse: diferenciar lo que es el propósito de la visión.
Si alguien llega a una empresa y no hay un propósito, el líder deberá trabajar con su gente para lograr uno compartido y que a su vez lo entusiasme. Eso facilitará el consenso, y también funcionará como un llamador hacia la comunidad y a la hora de atraer talentos.
Entusiamo y colaboración
El propósito compartido por todos se traducirá en entusiasmo y colaboración.
La motivación es el motor para que las cosas no sólo se logren sino para que uno se sienta orgulloso de haberlo logrado. Parte de algo fundamental: entusiasmar al equipo, y desde ese punto aparece la motivación.
No hay posibilidad de que un equipo logre resultados extraordinarios sin que las personas estén motivadas y comprometidas.
Los seres humanos, y sobre todo los líderes, se miden por las intenciones, pero los equipos y las personas con las que nos relacionamos nos miden por los hechos. Si el líder es confiable e íntegro, cumple las promesas y es abierto, ése será el resultado.
La actual situación hacia donde nos ha llevado el virus provocó que muchos líderes no estén cómodos: se ven obligados a confiar en la gente y en su trabajo desde sus hogares. Resulta de gran importancia dejar un mensaje claro a nuestro equipo, el de la confianza, el de poder delegar. Es un llamado a que los líderes abran su corazón. Y confíen.
Gustavo Picolla
Coach ejecutivo, docente, entrena líderes y es ejecutivo del Banco Mundial. Especialista en el trabajo del capital humano, la implementación de valores y que los líderes mejoren su liderazgo.
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